Samuel Hernández Rodríguez
Islas del Mundo
Los caminos de Dios en la naturaleza, como
en la providencia, no son como nuestros caminos;
tampoco los modelos que construimos pueden
proporcionar la vastedad, la profundidad y la
inescrutabilidad de Sus obras, que tienen una
profundidad mayor que la del pozo de Demócrito
JOSEPH GLANVILLE
Un descenso al Maelström.
El Maelström es el gran terror de los pescadores. Cada pocos minutos, una puerta al infierno se abre dispuesto a guiar almas poco precavidas por el Tártaro.
¿Por qué Edgar Allan Poe? ¿Por qué el dibujo?
El dibujo siempre ha sido un refugio. El dibujo es la puerta de escape. Es ese masaje intelectual que me libera del estrés. Es la medicina que cura todos mis problemas. El dibujo es algo más que la representación de una imagen. El dibujo es una necesidad básica. El dibujo me permite volar más allá de lo real, del texto, de la técnica usada. El dibujo, al final, acaba siendo más que una imagen.
Poe es un gran narrador, y eso lo sabe cualquiera que haya leído alguna de sus obras. ¿Su gran virtud? La espontaneidad, la brutalidad. No se ata a los cánones literarios. Hace lo que quiere, narra como quiere, y consigue sugerir mundos truculentos, profundos. Es por ello que el gran problema del que parte mi proyecto es cómo lograr hacer justicia a ese mundo tan sensitivo que crea Poe. Puedo dibujar una tormenta perfectamente realista. Puedo hacer lo mismo con el barco, con el tornado, con la isla. Pero, ¿qué valor tendría? El resultado estaría demasiado maquillado, demasiado cuidado. Poe cuida su obra, pero no la oculta bajo una capa de metáforas ininteligibles. Entonces, mis imágenes deben ser gestuales, deben reflejar el primer impacto que causó en mí el relato. Deben tener la fuerza, la personalidad, la desnudez de un boceto, sin perder el estudio que hace de una imagen final un trabajo equilibrado.
Este es el proyecto, y para ver más trabajos:
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